Ante todo, le doy las gracias a Jodi Anderson. Qu bien nos lo hemos pasado. Dicen que no puedes escoger a tu familia, pero yo les hubiera elegido a ellos. Y con todo mi cario, le doy las gracias a mi marido, Jacob Collins, y a nuestros tres hijos, Sam, Nate y Susanah.
Nosotras, el Clan, por la presente establecemos las, siguientes reglas que rigen, el uso de los pantalones vaqueros compartidos: 1. Nunca debes lavar los pantalones. Nunca debes llevar el dobladillo de los pantalones con vuelta es hortera. Nunca habr una ocasin en que esto no sea hortera. Nunca debes decir la palabra gorda mientras lleves los pantalones. Nunca debes pensar: Estoy gorda mientras lleves los pantalones.
Nunca debes permitir que un chico te quite los pantalones aunque puedes quitrtelos t en su presencia. Nunca debes meterte el dedo en la nariz mientras lleves los pantalones. Est permitido, sin embargo, rascarse disimuladamente la nariz, aunque en realidad ests metindote el dedo en la nariz. En nuestro reencuentro, debes seguir el procedimiento adecuado para documentar el tiempo que se han llevado los vaqueros:.
En la pernera izquierda de los vaqueros, escribe los sitios ms emocionantes que has visitado mientras los llevabas puestos. En la pernera derecha de los pantalones, escribe lo ms importante que te ha ocurrido mientras los llevabas puestos.
Por ejemplo: Me enroll con mi primo segundo, Ivn, mientras llevaba los vaqueros. Debes escribir a los dems miembros del Clan durante el verano, independientemente de cunto te ests divirtiendo sin ellas. Debes pasar los vaqueros a los dems miembros de acuerdo con las especificaciones establecidas por el Clan. El incumplimiento resultar en unos buenos azotes en nuestro reencuentro. No debes llevar los vaqueros con una camisa por dentro y cinturn.
Ver regla n 2. Ama a tus amigas. Amate a ti misma. Haba una vez cuatro chicas. Cuatro mujeres jvenes, se podra decir. Y aunque sus vidas viajaban en direcciones distintas, se queran muchsimo.
Los pantalones posean la magia de ensear a estas chicas cmo estar separadas. Las ensearon a ser cuatro personas en vez de una sola. A estar juntas estuvieran donde estuvieran. A quererse a s mismas tanto como a las otras. Y, en un sentido ms prctico, los pantalones posean la magia de quedarles bien a las cuatro, aunque sea difcil de creer, sobre todo teniendo en cuenta que una de ellas la rubia tena cuerpo de top model.
Es el momento de confesar. Yo soy una de esas chicas. Yo me pongo esos pantalones. Yo tengo esas amigas. Yo conozco esa magia. De hecho, yo soy la rubia, pero era broma lo de la top model. Pero el caso es que, como suele suceder con la magia, estos pantalones cumplieron su cometido un poquito demasiado bien.
Y como se trataba de unas chicas extraordinarias aunque est feo que yo lo diga , aprendieron la leccin un poquito demasiado bien. As que, cuando sus vidas cambiaron aqul ltimo verano, los pantalones, que eran sabios, tuvieron que cambiar tambin. Y as es como esta historia del Clan empez, pero no termin. El gimnasio Gildas segua igual. Como siempre. Habas pocas cosas que siguieran igual.
Haba cosas que eran diferentes, haba cosas que faltaban. Carmen, por ejemplo, no estaba. Como era costumbre, haba trado su cmara de vdeo para grabar para la posteridad, pero no la haba encendido.
Ninguna estaba muy segura de cundo empezaba la posteridad, o de si haba empezado ya. Quiz deberamos esperar hasta que podamos hacerlo juntas sugiri Bi. Lena haba trado las velas, pero no las haba encendido; Tibby, la msica ceremonial: msica mala de aerbic de los ochenta, pero no lo haba puesto. Bi, echndole nimo, haba colocado los cuencos de Cheetos y de gusanos de gominola, pero nadie se los coma. En serio, creo que hemos estado intentando reunirnos desde septiembre y no hemos podido ni una sola vez.
Adems, tuvo una embolia coment Bi. Y vosotras dos os marchasteis a Nueva York para Ao Nuevo. Qu os parece dentro de dos fines de semana? Para entonces Carmen ya habr vuelto, no?
No puedo faltar el primer da con modelo, si no acabar en un rincn o mirndole las rodillas a los modelos durante un mes. Ese viernes nadie tiene clase ni nada.
Podramos reunirnos aqu y pasar un fin de semana largo, no? Bi se desat el zapato. No puedes irte ms tarde? El rostro de Bridget mostr su disgusto. Si no lo tomas, re cuesta mil dlares ms y te las has de arreglar sola para llegar hasta el campamento. Lena entenda lo que quera decir. A ninguna le gustaba perderse ese ritual, pero en especial a Carmen, a quien le haba importado tanto.
Bi mir alrededor. En realidad esto no es el comienzo, verdad? Quiero decir que, oficialmente, no lo es. Los hemos llevado puestos todo el curso. No es como los otros veranos, cuando esto era el gran punto de partida y todo eso.
Lena no estaba segura de si estas palabras la tranquilizaban o la sublevaban. A lo mejor no necesitamos un punto de partida este verano. Carmen tendr que aceptarlos. No hay razn para cambiarlo solo porque sea verano. Lena se mordi la piel de alrededor de la ua del dedo pulgar y sopes las ventajas prcticas de aquello. Antes, el verano era diferente. Era el momento en que se iban de casa, se dispersaban, vivan vidas separadas durante diez largas semanas y dependan de los pantalones para que las mantuvieran unidas hasta que se volvieran a juntar.
Ahora, el verano era ms de lo mismo. Estar separadas no era la excepcin, reconoci Lena, era la regla. Pero cuando pensaba de forma lgica, lo saba: no era solo la respuesta lo que haba cambiado, tambin la pregunta. Qu era su casa ahora? Cul se podra considerar el statu quo?
Su casa era un tiempo, y ya haba pasado. Nadie coma los gusanos de gominola. Lena sinti que deba comerse uno o se echara a llorar. Me parece que soy la prxima. Lena mir su reloj. Quiz podramos ir a ver una peli en sesin golfa.
No estoy para lidiar con mis padres esta noche. Lena y Tibby se iban en el mismo tren. Tibby se bajara en Nueva York para estudiar clases de Cine y trabajar en un videoclub, y Lena seguira hasta Providence para cambiar de habitacin para el verano.
Bi se iba a quedar unos das en casa antes de irse a Turqua. Lena se dio cuenta de que a ella tampoco le apeteca irse a casa todava. Levant los pantalones y los apret en sus brazos un momento. Tena un sentimiento que no poda definir con exactitud, algo que nunca haba experimentado con los vaqueros.
Hasta entonces haba sentido gratitud, admiracin, confianza. Lo que notaba esa noche contena todo eso, pero estaba mezclado con un ligero regusto de desesperacin. Tengo muchas ganas de que la veas. Carmen asinti con la cabeza a lo que su madre le deca por telfono. Sonaba tan feliz que Carmen tena que estarlo tambin. Cmo no iba a sentirse feliz? Con suerte, nos quitaremos de en medio casi todo antes de mudarnos.
Espero que sea a finales de agosto. A qu es increble? Y un jardn estupendo para que Ryan pueda corretear. Carmen pens en su hermanito. Apenas saba andar y, desde luego, no saba corretear. Iba a crecer con una vida muy distinta a la que haba tenido Carmen. Fue un buen sitio para las dos, pero siempre hemos querido un chalet, a que s? A que eso es lo que siempre has deseado? Tambin haba deseado tener un hermanito, y que su madre no estuviera sola. No siempre era fcil recibir lo que deseabas.
Era verdad. Pero no era un poco tarde para eso, para tener una casa con jardn y una habitacin ms grande? Era demasiado tarde para rehacer su niez. Tuvo la que tuvo, y transcurri en su pequea habitacin en un piso. Era triste y extrao perderla, y demasiado tarde para reemplazarla. Dnde la dejaba eso? Sin su vieja vida y sin lograr del todo hacerse una nueva. Entre medias, flotando, en ninguna parte. Eso pareca muy apropiado, en cierto sentido. Le trajo un frisbee le dijo su madre con algo de tristeza -.
Ojal estuvieras en casa. Despus de colgar, volvi a sonar el telfono. Julia Wyman pareca molesta. Carmen se gir para ver el reloj -. Estar ah en un segundo. Sali deprisa de su habitacin y se dirigi al teatro.
Por el camino se acord de que tena el pelo sucio y que deba haberse cambiado los pantalones, porque los que llevaba le hacan sentirse gorda. Pero qu ms daba. Nadie la miraba. Julia estaba esperndola entre bambalinas. Para su papel en la funcin, Julia llevaba una falda larga de tweed y la cintura le quedaba demasiado ancha. Carmen se inclin para ponerle un imperdible. Qu tal se ve? A Julia le sentaba bien. A Julia le sentaba bien casi todo, y no necesitaba que Carmen se lo dijera.
Pero, de todos modos, Carmen se lo dijo. Era extrao, pero el trabajo de Julia consista en estar guapa por las dos. El trabajo de Carmen consista en reconocrselo. Carmen sali al escenario, pero no pareca que Roland la estuviera esperando. Cuando la vio, no reaccion de ninguna manera. Por aquellos das ella senta que su presencia produca el mismo efecto que la de un fantasma: nadie la notaba pero el aire se enfriaba de repente.
Carmen entrecerr los ojos y trat de hacerse pequeita. No le gustaba estar en el escenario con las luces encendidas. Puedes arreglar la cortina del saln? Se est cayendo. Haba sido ella la que la haba puesto la ltima vez? Coloc la escalera, subi tres peldaos y acerc la pistola de grapar a la pared de contrachapado. La construccin de decorados era rara, porque lo importante era el efecto que tena que producir al mirar desde distintos ngulos y no estaba hecha para durar.
Exista en el espacio y en el tiempo no como una cosa, sino como un truco. Le gustaba el chasquido de la grapa al introducirse en la pared. Era una de las cosas que haba aprendido en la facultad: cmo manejar una grapadora de esas. Su padre estaba pagando un montn de dinero por eso. Tambin haba aprendido otras cosas. A ganar ocho kilos alimentndose en la cafetera y comiendo chocolate por la noche cuando se senta sola.
A ser invisible para los chicos. A no despertar para la clase de Psicologa de las nueve. A llevar sudaderas casi todos los das porque le acomplejaba su cuerpo. A evitar a la gente que ms quera en el mundo. A ser invisible para casi todo el mundo, incluida ella misma. Haba sido una suerte conocer a Julia. Carmen haba sido muy afortunada, lo saba. Porque Julia era una de las personas ms visibles del campus. Se equilibraban mutuamente. Carmen sospechaba que, sin Julia en la Universidad, podra desaparecer del todo.
S que ests hibernando y yo, ms que nadie, entiendo de qu va eso. Pero Mina, es junio. Es tiempo de salir y estar con tus amigas, que te quieren.
Intentamos ir al gimnasio Gildas, pero sin ti no pudimos seguir. No pudimos. Bridget reflexionaba sobre esto mientras caminaba por la calle Edgemere desde la casa de Lena a la suya. En otro tiempo, ella podra haberle contestado algo. Podra haberle devuelto el beso. Podra haberle levantado el dedo, segn su estado de nimo. Pero, de algn modo, todo pareca diferente ahora que era una chica con novio.
Haba necesitado casi un ao para acostumbrarse. Era especialmente complicado cuando solo veas a ese novio uno o dos das al mes porque l estaba en la Universidad en Nueva York y t ibas a la Universidad en Providence, Rhode Island -.
T situacin era ms terica. Cada vez que vea el extraordinario rostro de Eric, cada vez que l apareca por la puerta de su habitacin o iba a recibirla al puerto de Nueva York, todo volva a su sitio. Su forma de besarla. Su forma de llevar los pantalones, su forma de quedarse levantado toda la noche para ayudarla a preparar su examen de espaol. Pero volvi a ser terico cuando Eric le cont lo de Mxico.
Haba conseguido un puesto como director adjunto en aquel campamento de Baja California donde haban estado. No hubo titubeos, preguntas ni pausas. Para ella no hubo nada. Agarr el telfono con ms fuerza, pero no quiso mostrar sus caticos sentimientos. No se le daba bien que la dejaran. Voy a quedarme un mes con mis abuelos en Mulege. Mi abuela ya ha empezado a cocinar su risa era suave y dulce.
Actuaba como si ella estuviera tan contenta por l como l mismo. A veces colgabas el telfono y sentas las heridas en tu corazn. En aquel momento dola, pero dolera ms despus.
La conversacin era demasiado insatisfactoria para seguirla y a pesar de todo no podas soportar que acabara. Bridget deseaba arrojar el telfono contra la pared y hacer lo mismo ella tambin a continuacin. Por alguna razn, haba dado por sentado que sus planes para el verano y los de Eric iban a coincidir de algn modo.
Pensaba que tener novio significaba planear el futuro en armona. Era la seguridad que tena en ella lo que haca que le fuera tan fcil marcharse o era por indiferencia?
Sali a correr un buen rato y razon consigo misma. No era igual que estar casados o algo as. No debera sentirse herida por eso.
Saba que no era nada personal. El trabajo de director adjunto era una gran oportunidad: estaba bien pagado y le acercaba a su familia, que se encontraba lejos. No se senta herida, exactamente; pero en los das siguientes tuvo rachas de energa que la hacan moverse hacia delante.
No quera quedarse por ah echndole de menos. Si Eric no la hubiera pillado por sorpresa, en una dolorosa presuncin equivocada, probablemente no se habra inscrito tan rpido para la excavacin de Turqua. Eric no poda contar con que ella se quedara sentada por ah, esperndole. No poda hacer eso. Cunto tiempo podra dejarse llevar por la inercia de tener novio, si ese novio pensaba estar lejos desde mayo hasta finales de septiembre? Cunto tiempo podran dejarse llevar por la inercia como pareja?
Ella no era un tipo de persona terica. Fue despus de la conversacin sobre Mxico cuando empez de verdad a plantearse esas cosas. Desde entonces, cada vez que se cruzaba con un chico cuando iba a clase, tena la sensacin de que su situacin de chica con novio era ms algo que se le exiga que algo que ella haba asumido encantada. Tibby mir la hora en su caja registradora. Le quedaban cuatro minutos para terminar el turno y haba por lo menos doce personas en la cola.
Pas por el lector una pila de seis pelculas para una preadolescente con sombra de ojos de purpurina plateada y un top demasiado ajustado. Tena los ojos saltones o se lo imaginaba Tibby? Era viernes. El recargo por retraso empezaba el lunes. El chicle de la nia tena un fuerte olor a sanda sinttica. Al verla tragar, Tibby pens en los pelcanos de los pescadores, a los que les ponen un aro en el cuello para que no puedan tragarse los peces.
Vamos a ser unas siete. Bueno, si puede venir Callie. Porque, si no, no tendra que coger esta, que no le gusta a nadie ms. Ya pasaban dos minutos de su hora de salida. Tibby se arrepinti de haber empezado la conversacin. Siempre olvidaba esa norma fundamental de cuando haces preguntas: la gente tiende a contestar.
Todava le quedaban once personas por atender antes de cerrar su caja y ese tiempo no se lo pagaban. El siguiente era un chico con perilla que cubra con un chubasquero su chaqueta de portero. Cuando se le abri, Tibby pudo ver que su nombre era Carl.
Quiso decirle que su pelcula estaba bien, pero que el final era malsimo y que la segunda parte era un insulto a la inteligencia, pero se oblig a pensar el comentario y no hacerlo. Esa sera su regla de ah en adelante. No le quedaba ms remedio que admitir que le gustaba ms hablar que escuchar. Cerr, se despidi de todo el mundo y camin por Broadway hasta girar en la calle Bleeker y llegar a la entrada de su residencia. Lo malo de su trabajo era que le pagaban solo algo ms del salario mnimo.
Lo bueno era que le quedaba a tres manzanas. El vestbulo de su residencia estaba fresco y vaco, salvo por el guardia de seguridad que estaba en su mesa.
Al ser verano, todo era diferente. No haba estudiantes de charla, no haba una sinfona de telfonos mviles sonando. El gran tabln, que sola encontrarse repleto de anuncios hasta superponerse veinte capas, ahora estaba limpio el corcho incluido. Durante el curso, el viaje en el ascensor era socialmente agotador. Demasiado tiempo para mirar, evaluar y juzgar. En ese espacio habitualmente abarrotado haba sentido necesidad de estar pendiente de cada uno de los otros pasajeros, incluso de aquellos cuyos nombres no conoca.
Ahora, con el ascensor vaco, senta que se funda con la pared de imitacin de madera. Aquella noche, los pasillos estaran vacos. Los cursos de verano no empezaban hasta despus del Cuatro de Julio. Incluso entonces, no sera ms que gente temporal, no sus amigos, y no el tipo de gente de la que ests pendiente en el ascensor.
A mediados de agosto ya se habra ido. Haba algo extrao acerca de la Universidad. Sentas como si tuvieras que encontrar ah tu vida. Sers parte de mi vida y yo de la tuya? Haba hecho unos cuantos amigos en su planta y en las clases de Cine, pero la mayora de la gente que vea y reconoca a simple vista no significara nada para ella. Como las chicas del equipo de natacin que se pintaban la cara de morado porque era el color de la Universidad, o el chico de barba y bigote de pelo encrespado que llevaba la camiseta del Warhammer.
Pero, por otro lado, dijo la voz a la que ltimamente llamaba Meta-Tibby la Tibby que haca las cosas bien: nunca precipitada ni respondona , quin hubiera imaginado aquel primer da, en el 7-Eleven, que Brian llegara a ser importante para ella? Haban pasado cuatro aos desde que conoci a Brian, pero todava senta aquel profundo cosquilleo en el estmago cuando pensaba en estar cerca de l.
No le gustaba el trmino liado. Nueve meses desde que haban nadado en ropa interior en la piscina pblica cuando ya haban cerrado y se haban besado con furia y se haban abrazado hasta tener los dedos como pasas y los labios azules. An no haban tenido relaciones sexuales. Oficialmente, no, a pesar de los ruegos de Brian. Pero desde aquella noche de agosto senta que su cuerpo perteneca a Brian, y el de l a ella. Desde aquella noche de la piscina, su forma de quererse haba cambiado.
Hasta aquella noche, cada uno ocupaba su propio espacio. Desde entonces, ocupaban el mismo espacio juntos. Hasta aquella noche, si l le tocaba el tobillo con el suyo por debajo de la mesa, ella se pona colorada y nerviosa y empapaba la blusa de sudor. A partir de aquella noche, siempre tenan alguna parte en contacto. Lean juntos sentados sobre la cama con los cuerpos entrelazados y, a pesar de ello, lograban concentrarse en sus libros.
Bueno, se concentraban un poco en sus libros. Esta noche la residencia iba a estar en silencio. En cierto sentido, iba a echar de menos a Bernie, que ensayaba pera de nueve a diez, y a Deirdre, que Pero eso le permitira descansar. Escribira e-mails a sus amigas y se afeitara las axilas y las piernas para prepararse para la visita de Brian del da siguiente. Quiz encargara pad thai al restaurante que haba a la vuelta de la esquina.
Podra ir a recogerlo para no tener que darle propina al repartidor. No le gustaba ser tacaa, pero no poda permitirse gastar otros cinco dlares. Meti la llave en la holgada cerradura.
Esta era tan imprecisa, que sospechaba que podra abrir con cualquier llave de la residencia. Quiz con cualquier llave del mundo. Menuda cutrez de cerradura. Abri la puerta y tuvo una vez ms la sensacin familiar de que su habitacin individual le era agradable. A quin le preocupaba que midiera dos por tres metros? A quin le preocupaba que le quedara ms como un traje que como una verdadera habitacin?
Era suya. A diferencia de su casa, sus cosas seguan donde las haba dejado. Su mirada se pos primero en la luz intermitente bajo el botn de encendido de su ordenador. En segundo lugar, en la luz verde fija de la batera de su cmara, ya cargada. En tercer lugar, en el destello del ojo de un chico de diecinueve aos, grande y de pelo castao, que estaba sentado en su cama.
Dio un respingo. El estmago, las piernas, las costillas, el cerebro. Su corazn palpitaba con fuerza. Se notaba que no quera asustarla. Ella dej caer su bolso y fue hacia l, perdindose inmediatamente en sus brazos. Era maravilloso sentirle rodendola. Le encantaba esa sensacin. Nunca se acostumbrara a eso. Era demasiado bueno. Injustamente bueno. No poda abandonar esa mentalidad tan arraigada que tena de que las cosas guardaban un equilibrio.
Pagas lo que recibes. En trminos de felicidad, esto siempre le pareca que era como ir de compras y gastrtelo todo en un impulso. La mayora de los chicos decan que te iban a llamar al da siguiente y te llamaban el sbado o simplemente no lo hacan.
La mayora de los chicos quedaban a las ocho y aparecan a las nueve y cuarto. Hacan que te encontraras insatisfecha, anhelante, deseosa y molesta contigo misma por cada momento. Brian no era de ese modo. Brian prometa venir el sbado y, en vez de eso, vena el viernes. Ella baj la vista hacia su perfil, hacia su antebrazo varonil.
Era muy guapo y, sin embargo, lo llevaba con naturalidad. No era su aspecto lo que haca que le quisiera, pero qu tena de malo fijarse? Ella se quit las deportivas con la punta de los pies.
Si la habitacin era pequea para ella, apenas poda contener a Brian cuando se estiraba. No poda evitar patear la pared de vez en cuando. Esa noche, Tibby se alegr de no tener que sentirse mal por el chico de la C. Era como un milagro.
Su propia habitacin. Sin ocultarse, sin mentir, sin tener que disimular. Sin padres a los que tener que dar cuenta de tu tiempo. Sin una hora tope con la que estrellarte. El tiempo se dilataba. Cenaran lo que les apeteciera o, al menos, lo que se pudieran permitir -. Despus, se quedaran dormidos juntos, l con la mano sobre Tibby en el pecho o en el valle de su cintura , y despertaran cuando quisieran.
Era maravilloso. Demasiado maravilloso. Cmo podra pagar esto? No esper ese silencio, ese vaci momentneo en el que ella debera responder del mismo modo. Sus manos ya estaban bajo sus hombros, ya se inclinaba sobre ella para darle un beso de verdad. No necesitaba que ella le dijera que lo quera. Antes ella tena la idea, en realidad una creencia no contrastada, de que cuando queras a alguien era como bailar con el espejo.
Queras tanto como estaban dispuestos a quererte. Brian no era as. Daba su amor de forma abierta, sin exigir reciprocidad. Era algo que la maravillaba, pero que adems le haca especial, como si pudiera hablar mandarn o encestar en baloncesto. Introdujo su mano bajo la camiseta de Brian y sinti el calor de su espalda, sus omplatos. Haba muchas cosas que no te planteabas.
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